Tres estilos de hacer escuela

Posicionarse dentro de uno de los paradigmas no es sencillo, pues esta elección implica el estilo de docente que vas a ser, tú forma enseñar, tú compromiso con la educación y el cambio en la escuela.

La escuela es un ente en continuo cambio. Los alumnos de antaño, no tienen nada que ver con los discentes de la actualidad, por ello, consideramos que al igual que el curriculum, el docente debe ser abierto y flexible a todos esos cambios y necesidades. Pues dependiendo del alumno, grupo, compañeros y filosofía del centro, en algunos momentos deberás actuar más a fin con un paradigma y en otros, deberás hacerlo posicionándote en otro. No solo depende del docente en sí, también estará influido por el contexto que le rodea.

Aún así, el profesional, siempre podrá intentar llevarlo al paradigma con el que realmente se siente identificado.

Desde hace varios años, nos vienen mostrando en la Facultad los diferentes paradigmas y hemos de reconocer, que nunca sabíamos donde posicionarnos. Nos nos quedaba nada claro. Nos parecían muy radicales, idealistas, etc. Pero al leer el artículo “El profesorado y el desarrollo curricular: tres estilos de hacer escuela” de Felipe Trillo Alonso nos ha quedado bastante claro. Por fin podemos posicionarnos en “nuestro paradigma”.

En la sociedad en la que vivimos, aún se utiliza mucho el paradigma técnico, donde lo verdaderamente importante son los resultados, no admite el cambio y no deja que los alumnos comprendan el por qué de las cosas ni piensen por si mismos.

También está el paradigma práctico, que pone mucho interés en mostrar el por qué de las cosas (todo lo contrario al técnico) y que se reflexione sobre ellas. Lo más importante es que los alumnos aprendan a aprender, sean autónomos y exista comunicación entre maestro-alumno. Considera que existen más recursos aparte de los libros de texto. Es bastante idealista e individualista, por lo que, aunque tiene cosas muy interesantes, hace que nos planteemos que no es el mejor modelo a seguir. Pues consideramos que la colaboración en nuestra profesión, es primordial, de otra forma, no se conseguirá nuestro fin, que los alumnos se formen integramente.

Por eso, nos hemos inclinado por un paradigma crítico, que suma todo lo que hace el paradigma práctico solo que no es tan idealista. En este caso, el docente tiene los “pies sobre la tierra”, sabiendo las posibilidades y limitaciones que tendrá en el desempeño de su tarea. El problema es que en esta sociedad en la que vivimos, aún no estamos concienciados con este tipo de paradigma, por lo que en muchos casos, los pocos que se animan, pueden que se frustren y desanimen. En nuestro caso, estamos convencidas de que si de verdad quieres, puedes conseguirlo y que con el tiempo esa cultura profesional cambiará, ya que la educación está en continuo cambio. Creen y abogan por un curriculum nuevo, con innovaciones.

En definitiva, lo que más nos interesa de este paradigma es que busca una comunidad que sea participativa y democrática,  dedicada a reflexionar sobre sí misma, y comprometida con el desarrollo de la educación potenciando la autonomía y responsabilidad no sólo para sí mismos, sino también para el resto de la comunidad educativa, para alumnos y padres como comunidad de referencia.

Finalmente, queremos añadir que el artículo del que hablamos tiene un carácter subjetivo que podría condicionar el posicionamiento dentro de un estilo o paradigma o aportar una visión diferente y definida de cada paradigma.

Como conclusión nos gustaría destacar la importancia, no tanto de situarse en un paradigma como de reconocernos y aplicarlos en el momento que consideremos más idóneo de acuerdo a las circunstancias (contexto, alumno, profesionales, recursos, etc.). Teniendo en cuenta esta última idea y dejando de lado el artículo tratado, nos estaríamos posicionando dentro del paradigama ecológico, siempre y cuando este, se entienda como un estilo del cual extraemos lo mas adecuado para cada situación. Sin embargo, si consideramos que este coge lo “bueno” de cada estilo deberíamos definir qué es bueno.